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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Royal Enfield Bullet Electra EFI: Té de la India

En un mundo de prisas y crisis, de modas, novedades y tecnologías punta, qué bueno es poder tomarse un respiro, disfrutar de un paisaje y saborear una humeante taza de té... de la India.

Esta bella y personal Royal Enfield Electra, una moto que te devuelve las sensaciones de marcha, de disfrutar de un paseo en moto y hasta el placer de sacarle brillo un domingo mientras tus vecinos te miran con curiosidad y cierta admiración.

El sonido de su motor recuerda al de un tractor Pasquali. Algo así como un poto-poto-poto lento, agradable y viril. El responsable de ese sonido es un monocilíndrico de carrera larga –nada que ver con cotas de motores actuales–, evidentemente, refrigerado por aire y con una baja compresión que le otorga una gran dulzura y una gran longevidad mecánica, así como una potencia justita... La unidad probada utilizaba inyección y un pedal de cambio con talonera. Cambio que, por cierto, es suave, lo mismo que el embrague. Otra nota folklórica la pone la palanca de arranque, situada en el lado derecho de la moto. Y es que el tema del arranque eléctrico es una modernidad de hace poco.

Vaya, una Royal Enfield, toda una institución... Una marca que comenzó su actividad en Reino Unido en 1831 construyendo bicicletas y trasladó su producción a la India –antigua colonia británica– el siglo pasado.

La Bullet Electra EFI con la que contamos incluía dos asientos con muelles, del tipo bicicleta, en lugar del más tradicional asiento corrido. La banderola con el logo de la marca, pintado a mano –todos los logos y filetes de las Enfield se pintan a pincel–, sobre el guardabarros le daba un adorable aspecto, todavía más retro si cabe. También se puede optar por asiento individual de muelles y una parrilla portabultos en lugar del espacio para el pasajero.

El chasis de acero tubular es el mismo que se fabricaba hace 50 años, de probada robustez –durante la Segunda Guerra Mundial se lanzaban Enfield en paracaídas desde aviones, sin problemas– y la instrumentación es de lo más simple, con un velocímetro a la vieja usanza: un simple odómetro, ni parciales
ni puñetas. Unos testigos de luces, punto muerto, intermitentes, reserva y chequeo del motor conforman toda la información de la Bullet Electra.

La versión actual también equipa un disco delantero en lugar de tambor, y es que ante todo, seguridad... No es lo mismo una cosa que la otra.

Las ruedas son también de otros tiempos, con unas llantas de 19" delante y detrás, sobre unos estrechos neumáticos Avon –nada que ver con los cosméticos– que le otorgan un comportamiento curioso, que no malo. Los Avon funcionan correctamente y dan cierto margen de confianza.
LA ALTERNATICA
Hay mucha gente que no quiere caer en los populares y populistas scooter, tremendamente prácticos... y poco más. Muchos personajes singulares, como diseñadores, estilistas o arquitectos, por poner algunos ejemplos, buscan siempre ese algo diferente, con personalidad, que se distinga y los distinga entre la masa. Sin duda, la Bullet Electra tiene poco de convencional y no pasa en absoluto desapercibida, pero ¿puede ejercer las funciones de moto ciudadana y cotidiana?

Pues dejando de lado que no estamos hablando de un pequeño scooter, la verdad es que sí. El peso de la Royal Enfield es inferior al de un megascooter y gira una barbaridad. El motor y el cambio son muy suaves, y gasta como un mechero. Se llega bien al suelo con ambos pies y no será un problema para los menos altos o para las chicas a las que les guste esta clásica. La versión probada equipaba palanca de cambio con talonera, y la verdad es que cuando te habitúas a ella es la mar de cómoda y no estropea los zapatos. En cuanto al equipaje, siempre se puede sustituir el asiento trasero por una amplia parrilla o ponerle un par de alforjas en las que quepa el portátil o el maletín de trabajo.

En las salidas de GP que son hoy en día los semáforos –al menos los de Barcelona–, la Bullet Electra no conseguiría llegar a la primera curva, o siguiente semáforo, en primera posición, como hace Dani Pedrosa con su RC212V. El motor de la moto hindú es perezoso a la hora de acelerar; su larga carrera y un volante de inercia que presumiblemente debe ser del mismo tamaño que el de un Mack o Kenworth le hacen subir lentamente de vueltas, y la mayoría de las motos y scooter de más de 125 cc la dejarán atrás en los primeros metros, aunque luego pueda alcanzar a alguno de ellos. Bueno, el objetivo de dejar atrás a los coches sí lo conseguirá sin problemas, a menos que se trate de un F-40, y atraerá casi tantas miradas como el potente Ferrari que vale un millón de veces más. La relación miradas-precio es muy favorable en el caso de la Royal.











Viajar como antes

Con una moto como ésta, las posibilidades deportivas están limitadas y tampoco tienen mucho sentido, aunque se pueda llegar a conseguir una conducción ligera si nos aplicamos.

Con una carretera muy retorcida y si el asfalto no está en muy buenas condiciones, la Electra se sentirá fuera de su terreno. No, esta moto es para que invites a tu pareja y la lleves a desayunar al Montseny o a la Sierra con un relax absoluto, disfrutando de la carretera, del paisaje y, por supuesto, de la moto.

Y esto es lo que me pasó cuando salí una mañana muy fría a dar una vuelta con la Royal Enfield. Me fijaba en el paisaje, en el tráfico de la carretera, oía al monocilíndrico petardear bajo el depósito con menos vibraciones de las que había imaginado al principio. Un crucero de 110 km/h es lo más indicado para ella sin que notes sufrir el motor; para carreteras y autovías es suficiente, y en autopista deberemos sumarnos a los usuarios del carril derecho, la excusa perfecta para abandonar esta vía rápida lo antes posible y disfrutar de la ruta, concentrándote en las cosas verdaderamente importantes: lo agradable de su conducción, lo fácil que es de llevar y cómo te permite vivir el viaje de manera totalmente relajada. ¡Ah! Y con un consumo digno de un Zippo: 3,7 litros a los 100 km.

Ya lo sabes. Si eres un inconformista y estás harto de que todas las motos se parezcan, así como de estar inmerso en una carrera de tecnología y prestaciones sin fin, esta Royal Enfield te proporciona ese alto en el camino, esa taza de té caliente que hay que degustar despacito...
Via:http://www.motofan.com

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